Mariano y Laura querían construir su casa de verano en un lugar donde relajarse y descansar del caos de la ciudad. Buscaban un diseño que respete el lugar, que sea eficiente y funcional sin dejar de lado lo estético. Decidieron adquirir un lote en un barrio con mirada sostenible, donde cada vivienda debe autoabastecerse (es decir, no hay ningún servicio disponible). 

Ahí fue donde pusimos manos a la obra y nos encontramos el primer desafío: una gran arboleda que ocupaba todo el lado noroeste y proyectaba sombras en gran parte del terreno. De allí surge la decisión de ubicar la vivienda y biopiscina en el lado sur, para aprovechar al máximo la luz solar.